Cuando uno piensa en la muerte hay una razón por la cual se resiste a morir, y es que creemos que aún nos faltan demasiadas cosas que hacer aquí en la Tierra antes de marcharnos al más allá (o transformarnos en polvo, o vaya a saber uno que sucede…)
El caso es que todos, tenemos mas o menos claro que hay cosas que queremos hacer antes de morirnos… y en mi caso particular, una de las tantas de miles por hacer era tirarme en bungee..
Digo “era” porque hace unas semanas atrás cumplí mi sueño lanzándome desde un puente de 50 metros de altura y amarrada con el elástico más vencido que pude encontrar en el hermoso país de Ecuador! Y no es que haya querido matarme (ahora dudo un poco esa afirmación..) pero el señor sin dientes estaba frente a mi, sosteniéndome fehacientemente que era muy seguro, y que nadie había muerto en la contienda (claro, yo llevaba al Uncle Sam en mi billetera y eso era razón más que suficiente para convencerme que si no lo hacía vaya que me iba a arrepentir).
Pero que va pensé! Si muero, moriré cumpliendo un sueño… ¿Qué mejor forma de morir?... sentí que la vida me había puesto el bungee frente a mí y lo único que pensé fue: Fernanda, este es el momento que tanto habías esperado… tengo el dollar, las ganas y el paisaje… ¿Qué mas puedo pedir? (seguridad tal vez…)
Así que camine hacía el puente mientras me ponían el arnés, e intente escuchar todas las instrucciones que me daban los señores. Pero, una vez que me subí a la viga y mire hacia abajo, lo primero que pensé fue en qué momento de mi vida creí que esto era lo que quería hacer!!! Pero también pensaba que era algo que si no hacía, me iba a arrepentir por mucho tiempo…
Sé que quizás sonará incomprensible para algunas personas, pero yo sabía que la satisfacción de atreverme a arrojarme al vacío sería tan grande, que efectivamente era algo que no solamente no iba a olvidar, sino que iba a agradecer por mucho tiempo también.El caso es que todos, tenemos mas o menos claro que hay cosas que queremos hacer antes de morirnos… y en mi caso particular, una de las tantas de miles por hacer era tirarme en bungee..
Digo “era” porque hace unas semanas atrás cumplí mi sueño lanzándome desde un puente de 50 metros de altura y amarrada con el elástico más vencido que pude encontrar en el hermoso país de Ecuador! Y no es que haya querido matarme (ahora dudo un poco esa afirmación..) pero el señor sin dientes estaba frente a mi, sosteniéndome fehacientemente que era muy seguro, y que nadie había muerto en la contienda (claro, yo llevaba al Uncle Sam en mi billetera y eso era razón más que suficiente para convencerme que si no lo hacía vaya que me iba a arrepentir).
Pero que va pensé! Si muero, moriré cumpliendo un sueño… ¿Qué mejor forma de morir?... sentí que la vida me había puesto el bungee frente a mí y lo único que pensé fue: Fernanda, este es el momento que tanto habías esperado… tengo el dollar, las ganas y el paisaje… ¿Qué mas puedo pedir? (seguridad tal vez…)
Así que camine hacía el puente mientras me ponían el arnés, e intente escuchar todas las instrucciones que me daban los señores. Pero, una vez que me subí a la viga y mire hacia abajo, lo primero que pensé fue en qué momento de mi vida creí que esto era lo que quería hacer!!! Pero también pensaba que era algo que si no hacía, me iba a arrepentir por mucho tiempo…
Así que, siguiendo las instrucciones del amable guía, me “tire un piquero en el aire” y después de los segundos más largos de mi vida, ya estaba penduleando por lo aires del Ecuador… Tal como lo ven señoras y señores, no me morí, ni se rompió el elástico, ni me desnuque, si ni siquiera grite! (porque no me salía la voz de la garganta… no porque no haya querido)
Pero lo que sí les debo decir y por lo cual esto es motivo de escritura en mi blog, es que tal como lo había pensado, la emoción que se siente antes, durante y mucho tiempo después supera con creces los 15 “miserables” dólares que pague.
Por lo que ya me queda una cosa menos que hacer en esta vida… por supuesto que quedan muchas y más aún vendrán con los años, pero en ese momento sentí y aún siento que logre vencer mi miedo y enfrentarme al pánico evidente que nos brinda la inseguridad del vuelo, pero por sobre todo, fue la experiencia mas increíble y panicosa que he tenido en mi vida… porque por primera vez en mucho tiempo, pude superar mis propios límites, y eso, amigos míos, si es que es impagable