jueves, 15 de noviembre de 2007

y tú ¿a quién admiras?




Maria Isabel Coll Gaete, es una mujer que tuve el gusto de conocer hace un tiempo atrás. Ella vive en Pedregal de Rapel, comuna de Monte Patria, en un lugar precioso llamado Curantú.
No tengo el placer de conocer el lugar, ni de conocerla mucho a ella, pero el ratito que hablamos durante una pausa en el diplomado de gestión y liderazgo emprendedor, me bastó para saber que estaba frente a una persona excepcional.
Se que vivía en Santiago, pero producto del stress que significa someterse día a día a esta cuidad, prefirió migrar a un lugar que conocía desde pequeña. Al momento de llegar, descubrió que ese era su lugar y desde ahí no ha parado de trabajar. Construyó su propia casa, hizo unas cabañas, se dedica a la agricultura, fabrica tejido en lana natural que tiñe con colorantes vegetales, ha creado un criadero de Kuvasz (una extraña raza de perros oriundos de Hungría y más conocidos en las tierras vecinas de Argentina) y un sin fin de otras actividades.
Es verdad que me falta mucho por conocer de esta hermosa mujer, de una mirada cautivante y de una labia fascinante. Pero, luego de pedirle su aprobación (la cual cortésmente me brindó) quise hablar de ella aquí, en mi blog, porque creo que es un espacio en el cual puedo dar a conocer actividades, personas y trabajos, que a mi juicio, son dignos de conocer. La relación que tiene con la tecnología (tiene tres blogs, más una página de Internet sobre su empresa de Turismo), la capacidad para formar redes (está promocionando sus alfombras tejidas en Antofagasta), la habilidad para restacar lo propio de su espacio más lo cautivante de lo nuevo, es que hacen a Maria Isabel Coll, un ejemplo de emprendimiento. Vive en las montañas, pero está más conectada que muchos de nosotros que estamos con el wifi hasta en el baño. Tiene grandes sueños y narrativas que hablan sobre hacer de su comuna un lugar mejor, tiene los cojones para jugársela por sus decisiones y tiene una hermosa vida que muchos nosotros quisiéramos para nosotros.
¿Qué hace que no podamos cumplir nuestros sueños?
La decidía, el miedo, la autocompasión. Estados de ánimo que Maria Isabel no instaló al momento de dejar todo en Santiago e irse a las montañas. O por lo menos, eso pareciera cuando decide comprarse un terreno en donde ni siquiera había camino para llegar a él.

Es por todo lo anterior, que los invito a que se den el tiempo de visitar sus páginas y ver las maravillas que hace con sus manos, el hermoso lugar en donde tiene sus cabañas, los tiernos perritos que vende y las hermosas palabras que escribe.
Muchas veces buscamos personas a las cuales aspiramos parecernos, yo puedo decir que encontré a una. Quizás no viviría en las montañas, quizás si, pero lo que sin lugar a dudas espero ser, es una persona tan llena de gracia, de luz y de paz en el corazón.

Eso es todo lo que les quería decir. Les dejo las páginas (en los links) para que la visiten y le escriban!

Curantú, paisaje de dorados atardeceres.

Rapelina, hija de Rapel

Kuvasz, Criadero Curantú... aquí estan los hermosos perros que vende Isabel, son grandes compañeros.

Coll, mayorquines en el mundo.
























sábado, 3 de noviembre de 2007

Traceurs en Chile!

Conocí este deporte hace unos años en Viña y hoy en día se ven cada vez más traceurs en Chile!!
Algunas personas piensan que son grupos marginales y con conductas delictuales... Claro, no falta el pastel que hace tonteras... pero el verdadero sentido de este deporte es la autosuperación, la fluidez y velocidad de los movimientos... Cabe destacar que hay derivados del Parkour, y en Chile a entrado muy bien este deporte vinculado a los tricks o acrobacias que no corresponden al parkour propiamente tal por su carácter riesgoso, demoroso y sobre todo estético, cualidades que al Parkour no interesan... pero a mí juicio lo más valioso de estos chicos es que nos demuestran a todos que ocupamos el cuerpo en su mínimo potencial... y supongo que algo muy similar debemos hacer con nuestra mente, emociones y sentidos.

Los invito a ver estos videos de Parkour en Chile y del mundo y diganme que opinan



viernes, 26 de octubre de 2007

Big Fish y Psicología



A partir de los últimos escritos de mi estimadísima compañera de Universidad Daniela Arancibia
declaro lo siguiente...

El miedo es un instinto de huída de la presa para sobrevivir del ataque del depredador... como las mariposillas en la guata no son más que irrigación sanguínea al área pélvica como preparación para el acto sexual reproductivo... CHAN CHAN!

Claro que la vida sería tremendamente fome si viéramos las cosas de esa manera..!! Algunos nos critican desde que somos meros estudiantes de psicología porque según ellos, lo único que sabemos hacer es complicarles más la cabeza... MENTIRA señoras y señores, señoritas y señoritos..!! ustedes se las complican so-li-tos!! nosotros lo único que hacemos es ayudarlos a desenrollar el gigantesco nudo que se ponen en su bien ponderada mollera intentando explicar sus vidas de una manera más entretenida y atractiva...

Esa fue una de las miles de enseñanza que me dejó unas de las mejores películas que he visto en mi vida... Big Fish, para el que no la haya visto, completamente recomendada... para el que ya la vio, véala de nuevo que le aseguro que algo nuevo encontrará en ella..




sábado, 1 de septiembre de 2007

Sólo vine a hablar por teléfono

A raíz de mis visitas todos los viernes al psiquíatrico...

El cuento de se llama "Sólo vine a hablar por teléfono" y es de Gabriel García Márquez.

Espero lo disfruten tanto como yo...

Una tarde de lluvias primaverales, cuando viajaba sola hacia Barcelona conduciendo un coche alquilado, María de la Luz Cervantes sufrió una avería en el desierto de los Monegros. Era una mexicana de veintisiete años, bonita y seria, que años antes había tenido un cierto nombre como artista de variedades. Estaba casada con un prestidigitador de salón, con quien iba a reunirse aquel día después de visitar a unos parientes en Zaragoza. Al cabo de una hora de señas desesperadas a los automóviles y camiones de carga que pasaban raudos en la tormenta, el conductor de un autobús destartalado se compadeció de ella. Le advirtió, eso sí, que no iba muy lejos.
- No importa -dijo María-. Lo único que necesito es un teléfono.
Era cierto, y sólo lo necesitaba para prevenir a su marido de que no llegaría antes de las siete de la noche. Parecía un pajarito ensopado, con un abrigo de estudiante y los zapatos de playa en abril, y estaba tan aturdida por el percance que olvidó llevarse las llaves del automóvil. Una mujer que viajaba junto al conductor, de aspecto militar pero de maneras dulces, le dio una toalla y una manta, y le hizo un sitio a su lado. Después de secarse a medias, María se sentó, se envolvió en la manta, y trató de encender un cigarrillo, pero los fósforos estaban mojados. La vecina del asiento le dio fuego y le pidió un cigarrillo de los pocos que le quedaban secos. Mientras fumaban, María cedió a las ansias de desahogarse, y su voz resonó más que la lluvia o el traqueteo del autobús. La mujer la interrumpió con el índice en los labios.
- Están dormidas -murmuró.
María miró por encima del hombro, y vio que el autobús estaba ocupado por mujeres de edades inciertas y condiciones distintas, que dormían arropadas con mantas iguales a la suya. Contagiada por su placidez, María se enroscó en el asiento y se abandonó al rumor de la lluvia. Cuando se despertó era de noche y el aguacero se había disuelto en un sereno helado. No tenía la menor idea de cuánto tiempo había dormido ni en qué lugar del mundo se encontraban. Su vecina de asiento tenía una actitud de alerta.
- ¿Dónde estamos? -le preguntó María.
- Hemos llegado -contestó la mujer.
El autobús estaba entrando en el patio empedrado de un edificio enorme y sombrío que parecía un viejo convento en un bosque de árboles colosales. Las pasajeras, alumbradas a penas por un farol del patio, permanecieron inmóviles hasta que la mujer de aspecto militar las hizo descender con un sistema de órdenes primarias, como en un parvulario. Todas eran mayores, y se movían con tal parsimonia que parecían imágenes de un sueño. María, la última en descender, pensó que eran monjas. Lo pensó menos cuando vio a varias mujeres de uniforme que las recibieron a la puerta del autobús, y que les cubrían la cabeza con las mantas para que no se mojaran, y las ponían en fila india, dirigiéndolas sin hablarles, con palmadas rítmicas y perentorias. Después de despedirse de su vecina de asiento María quiso devolverle la manta, pero ella le dijo que se cubriera la cabeza para atravesar el patio, y la devolviera en portería.
- ¿Habrá un teléfono? -le preguntó María.
- Por supuesto -dijo la mujer-. Ahí mismo le indican.
Le pidió a María otro cigarrillo, y ella le dio el resto del paquete mojado. "En el camino se secan", le dijo. La mujer le hizo un adiós con la mano desde el estribo, y casi le gritó "Buena suerte". El autobús arrancó sin darle tiempo de más.
María empezó a correr hacia la entrada del edificio. Una guardiana trató de detenerla con una palmada enérgica, pero tuvo que apelar a un grito imperioso: "¡Alto he dicho!". María miró por debajo de la manta, y vio unos ojos de hielo y un índice inapelable que le indicó la fila. Obedeció. Ya en el zaguán del edificio se separó del grupo y preguntó al portero dónde había un teléfono. Una de las guardianas la hizo volver a la fila con palmaditas en la espalda, mientras le decía con modos dulces:
- Por aquí, guapa, por aquí hay un teléfono.
María siguió con las otras mujeres por un corredor tenebroso, y al final entró en un dormitorio colectivo donde las guardianas recogieron las cobijas y empezaron a repartir las camas. Una mujer distinta, que a María le pareció más humana y de jerarquía más alta, recorrió la fila comparando una lista con los nombres que las recién llegadas tenían escritos en un cartón cosido en el corpiño. Cuando llegó frente a María se sorprendió de que no llevara su identificación.
- Es que yo sólo vine a hablar por teléfono -le dijo María.
Le explicó a toda prisa que su automóvil se había descompuesto en la carretera. El marido, que era mago de fiestas, estaba esperándola en Barcelona para cumplir tres compromisos hasta la media noche, y quería avisarle de que no estaría a tiempo para acompañarlo. Iban a ser las siete. Él debía salir de la casa dentro de diez minutos, y ella temía que cancelara todo por su demora. La guardiana pareció escucharla con atención.
- ¿Cómo te llamas? -le preguntó.
María le dijo su nombre con un suspiro de alivio, pero la mujer no lo encontró después de repasar la lista varias veces. Se lo preguntó alarmada a una guardiana, y ésta, sin nada que decir, se encogió de hombros.
- Es que yo sólo vine a hablar por teléfono -dijo María.
- De acuerdo, maja -le dijo la superiora, llevándola hacia su cama con una dulzura demasiado ostensible para ser real-, si te portas bien podrás hablar por teléfono con quien quieras. Pero ahora no, mañana.
Algo sucedió entonces en la mente de María que le hizo entender por qué las mujeres del autobús se movían como en el fondo de un acuario. En realidad estaban apaciguadas con sedantes, y aquel palacio en sombras, con gruesos muros de cantería y escaleras heladas, era en realidad un hospital de enfermas mentales. Asustada, escapó corriendo del dormitorio, y antes de llegar al portón una guardiana gigantesca con un mameluco de mecánico la atrapó de un zarpazo y la inmovilizó en el suelo con una llave maestra. María la miró de través paralizada por el terror.
- Por el amor de Dios -dijo-. Le juro por mi madre muerta que sólo vine a hablar por teléfono.
Le bastó con verle la cara para saber que no había súplica posible ante aquella energúmena de mameluco a quien llamaban Herculina por su fuerza descomunal. Era la encargada de los casos difíciles, y dos reclusas habían muerto estranguladas con su brazo de oso polar adiestrado en el arte de matar por descuido. El primer caso se resolvió como un accidente comprobado. El segundo fue menos claro, y Herculina fue amonestada y advertida de que la próxima vez sería investigada a fondo. La versión corriente era que aquella oveja descarriada de una familia de apellidos grandes tenía una turbia carrera de accidentes dudosos en varios manicomios de España.
Para que María durmiera la primera noche, tuvieron que inyectarle un somnífero. Antes de amanecer, cuando la despertaron las ansias de fumar, estaba amarrada por las muñecas y los tobillos en las barras de la cama. Nadie acudió a sus gritos. Por la mañana, mientras el marido no encontraba en Barcelona ninguna pista de su paradero, tuvieron que llevarla a la enfermería, pues la encontraron sin sentido en un pantano de sus propias miserias.
No supo cuánto tiempo había pasado cuando volvió en sí. Pero entonces el mundo era un remanso de amor, y estaba frente a su cama un anciano monumental, con una andadura de plantígrado y una sonrisa sedante, que con dos pases maestros le devolvió la dicha de vivir. Era el director del sanatorio.
Antes de decirle nada, sin saludarlo siquiera, María le pidió un cigarrillo. Él se lo dio encendido, y le regaló el paquete casi lleno. María no pudo reprimir el llanto.
- Aprovecha ahora para llorar cuanto quieras -le dijo el médico, con voz adormecedora-. No hay mejor remedio que las lágrimas.
María se desahogó sin pudor, como nunca logró hacerlo con sus amantes casuales en los tedios de después del amor. Mientras la oía, el médico la peinaba con los dedos, le arreglaba la almohada para que respirara mejor, la guiaba por el laberinto de su incertidumbre con una sabiduría y una dulzura que ella no había soñado jamás. Era, por primera vez en su vida, el prodigio de ser comprendida por un hombre que la escuchaba con toda el alma sin esperar la recompensa de acostarse con ella. Al cabo de una hora larga, desahogada a fondo, le pidió autorización para hablarle por teléfono a su marido.
El médico se incorporo con toda la majestad de su rango. "Todavía no, reina", le dijo, dándole en la mejilla la palmadita más tierna que había sentido nunca. "Todo se hará a su tiempo". Le hizo desde la puerta una bendición episcopal, y desapareció para siempre.
- Confía en mi -le dijo.
Esa misma tarde María fue inscrita en el asilo con un número de serie, y con un comentario superficial sobre el enigma de su procedencia y las dudas sobre su identidad. Al margen quedó una calificación escrita de puño y letra del director: agitada.
Tal como María lo había previsto, el marido salió de su modesto apartamento del barrio de Horta con media hora de retraso para cumplir los tres compromisos. Era la primera vez que ella no llegaba a tiempo en casi dos años de una unión libre bien concertada, y él entendió el retraso por la ferocidad de las lluvias que asolaron la provincia aquel fin de semana. Antes de salir dejó un mensaje clavado en la puerta con el itinerario de la noche.
En la primera fiesta, con todos los niños disfrazados de canguro, prescindió del truco estelar de los peces invisibles porque no podía hacerlo sin la ayuda de ella. El segundo compromiso era en casa de una anciana de noventa y tres años, en silla de ruedas, que se preciaba de haber celebrado cada uno de sus últimos treinta cumpleaños con un mago distinto. Él estaba tan contrariado con la demora de María, que no pudo concentrarse en las suertes más simples. El tercer compromiso era el de todas las noches en un café concierto de las Ramblas, donde actuó sin inspiración para un grupo de turistas franceses que no pudieron creer lo que veían porque se negaban a creer en la magia. Después de cada representación llamó por teléfono a su casa, y esperó sin ilusiones a que María le contestara. En la última ya no pudo reprimir la inquietud de que algo malo había ocurrido.
De regreso a casa en la camioneta adaptada para las funciones públicas vio el esplendor de la primavera en las palmeras del Paseo de Gracia, y lo estremeció el pensamiento aciago de cómo podía ser la ciudad sin María. La última esperanza se desvaneció cuando encontró su recado todavía prendido en la puerta. Estaba tan contrariado, que se le olvidó darle la comida al gato.
Sólo ahora que lo escribo caigo en la cuenta de que nunca supe cómo se llamaba en realidad, porque en Barcelona sólo lo conocíamos con su nombre profesional: Saturno el Mago. Era un hombre de carácter raro y con una torpeza social irremediable, pero el tacto y la gracia que le hacían falta le sobraban a María. Era ella quien lo llevaba de la mano en esta comunidad de grandes misterios, donde a nadie se le hubiera ocurrido llamar a nadie por teléfono después de la media noche para preguntar por su mujer. Saturno lo había hecho de recién venido y no quería recordarlo. Así que esa noche se conformó con llamar a Zaragoza, donde una abuela medio dormida le contestó sin alarma que María había partido después del almuerzo. No durmió más de una hora al amanecer. Tuvo un sueño cenagoso en el cual vio a María con un vestido de novia en piltrafas y salpicado de sangre, y despertó con la certidumbre pavorosa de que había vuelto a dejarlo solo, y ahora para siempre, en el vasto mundo sin ella.
Lo había hecho tres veces con tres hombres distintos, incluso él, en los últimos cinco años. Lo había abandonado en Ciudad de México a los seis meses de conocerse, cuando agonizaban de felicidad con un amor demente en un cuarto de servicio de la colonia Anzures. Una mañana María no amaneció en la casa después de una noche de abusos inconfesables. Dejó todo lo que era suyo, hasta el anillo de su matrimonio anterior, y una carta en la cual decía que no era capaz de sobrevivir al tormento de aquel amor desatinado. Saturno pensó que había vuelto con su primer esposo, un condiscípulo de la escuela secundaria con quien se casó a escondidas siendo menor de edad, y al cual abandonó por otro al cabo de dos años sin amor. Pero no: había vuelto a casa de sus padres, y allí fue Saturno a buscarla a cualquier precio. Le rogó sin condiciones, le prometio mucho más de lo que estaba resuelto a cumplir, pero tropezó con una determinación invencible. "Hay amores cortos y hay amores largos", le dijo ella. Y concluyó sin misericordia: "Este fue corto". Él se rindió ante su rigor. Sin embargo, una madrugada de Todos los Santos, al volver a su cuarto de huérfano después de casi un año de olvido, la encontró dormida en el sofá de la sala con la corona de azahares y la larga cola de espuma de las novias vírgenes.
María le contó la verdad. El nuevo novio, viudo, sin hijos, con la vida resuelta y la disposición de casarse para siempre por la iglesia católica, la había dejado vestida y esperando en el altar. Sus padres decidieron hacer la fiesta de todos modos. Ella siguió el juego. Bailó, cantó con los mariachis, se pasó de tragos, y en un terrible estado de remordimientos tardíos se fue a la media noche a buscar a Saturno.
No estaba en casa, pero encontró las llaves en la maceta de flores del corredor, donde las escondieron siempre. Esta vez fue ella quien se le rindió sin condiciones. "¿Y ahora hasta cuando?", le preguntó él. Ella le contestó con un verso de Vinicius de Moraes: "El amor es eterno mientras dura". Dos años después, seguía siendo eterno.
María pareció madurar. Renunció a sus sueños de actriz y se consagró a él, tanto en el oficio como en la cama. A finales del año anterior habían asistido a un congreso de magos en Perpignan, y de regreso conocieron a Barcelona. Les gustó tanto que llevaban ocho meses aquí, y les iba tan bien, que habían comprado un apartamento en el muy catalán barrio de Horta, ruidoso y sin portero, pero con espacio de sobra para cinco hijos. Había sido la felicidad posible, hasta el fin de semana en que ella alquiló un automóvil y se fue a visitar a sus parientes de Zaragoza con la promesa de volver a las siete de la noche del lunes. Al amanecer del jueves, todavía no había dado señales de vida.
El lunes de la semana siguiente la compañía de seguros del automóvil alquilado llamó por teléfono a casa para preguntar por María. "No sé nada", dijo Saturno. "Búsquenla en Zaragoza". Colgó. Una semana después un policía civil fue a su casa con la noticia de que habían hallado el automóvil en los puros huesos, en un atajo cerca de Cádiz, a novecientos kilómetros del lugar donde María lo abandonó. El agente quería saber si ella tenía más detalles del robo. Saturno estaba dándole de comer al gato, y apenas si lo miro para decirle sin más vueltas que no perdieran el tiempo, pues su mujer se había fugado de la casa y él no sabía con quién ni para dónde. Era tal su convicción, que el agente se sintió incómodo y le pidió perdón por sus preguntas. El caso se declaró cerrado.
El recelo de que María pudiera irse otra vez había asaltado a Saturno por Pascua Florida en Cadaqués, adonde Rosa Regás los habían invitado a navegar a vela. Estábamos en el Marítim, el populoso y sórdido bar de la gauche divine en el crepúsculo del franquismo, alrededor de una de aquellas mesas de hierro con sillas de hierro donde sólo cabíamos seis a duras penas y nos sentábamos veinte. Después de agotar la segunda cajetilla de cigarrillos de la jornada, María se encontró sin fósforos. Un brazo escuálido de vellos viriles con una esclava de bronce romano se abrió paso entre el tumulto de la mesa, y le dio fuego. Ella lo agradeció sin mirar a quién, pero Saturno el Mago lo vio. Era un adolescente óseo y lampiño, de una palidez de muerto y una cola de caballo muy negra que le daba a la cintura. Los cristales del bar soportaban apenas la furia de la tramontana de primavera, pero él iba vestido con una especie de piyama callejero de algodón crudo, y unas albarcas de labrador.
No volvieron a verlo hasta fines del otoño, en un hostal de mariscos de La Barceloneta, con el mismo conjunto de zaraza ordinaria y una larga trenza en vez de la cola de caballo. Los saludó a ambos como a viejos amigos, y por el modo como besó a María, y por el modo como ella le correspondió, a Saturno lo fulminó la sospecha de que habían estado viéndose a escondidas. Días después encontró por casualidad un nombre nuevo y un numero de teléfono escritos por María en el directorio doméstico, y la inclemente lucidez de los celos le reveló de quién eran. El prontuario social del intruso acabó de rematarlo: veintidós años, hijo único de ricos, decorador de vitrinas de moda, con una fama fácil de bisexual y un prestigio bien fundado como consolador de alquiler de señoras casadas. Pero logró sobreponerse hasta la noche en que María no volvió a casa. Entonces empezó a llamarlo por teléfono todos los días, primero cada dos o tres horas, desde las seis de la mañana hasta la madrugada siguiente, y después cada vez que encontraba un teléfono a la mano. El hecho de que nadie contestara aumentaba su martirio.
Al cuarto día le contestó una andaluza que sólo iba a hacer la limpieza. "El señorito se ha ido", le dijo, con suficiente vaguedad para enloquecerlo. Saturno no resistió la tentación de preguntarle si por casualidad no estaba ahí la señorita María.
- Aquí no vive ninguna María -le dijo la mujer-. El señorito es soltero.
- Ya lo sé - le dijo él -. No vive, pero a veces va. ¿O no?
La mujer se encabritó.
- ¿Pero quién coño habla ahí?
Saturno colgó. La negativa de la mujer le pareció una confirmación más de lo que ya no era para él una sospecha sino una certidumbre ardiente. Perdió el control. En los días siguientes llamó por orden alfabético a todos los conocidos de Barcelona. Nadie le dio razón, pero cada llamada le agravó la desdicha, porque sus delirios de celos eran ya célebres entre los trasnochadores impenitentes de la gauche divine, y le contestaban con cualquier broma que lo hiciera sufrir. Sólo entonces comprendió hasta qué punto estaba solo en aquella ciudad hermosa, lunática e impenetrable, en la que nunca sería feliz. Por la madrugada, después de darle de comer al gato, se apretó el corazón para no morir, y tomó la determinación de olvidar a María.
A los dos meses, María no se había adaptado aún a la vida del sanatorio. Sobrevivía picoteando apenas la pitanza de cárcel con los cubiertos encadenados al mesón de madera bruta, y la vista fija en la litografía del general Francisco Franco que presidía el lúgubre comedor medieval. Al principio se resistía a las horas canónicas con su rutina bobalicona de maitines, laudes, vísperas, y otros oficios de iglesia que ocupaban la mayor parte del tiempo. Se negaba a jugar a la pelota en el patio de recreo, y a trabajar en el taller de flores artificiales que un grupo de reclusas atendía con una diligencia frenética. Pero a partir de la tercera semana fue incorporándose poco a poco a la vida del claustro. A fin de cuentas, decían los médicos, así empezaban todas, y tarde o temprano terminaban por integrarse a la comunidad.
La falta de cigarrillos, resuelta en los primeros días por una guardiana que se los vendía a precio de oro, volvió a atormentarla cuando se le agotó el poco dinero que llevaba. Se consoló después con los cigarrillos de papel periódico que algunas reclusas fabricaban con las colillas recogidas de la basura, pues la obsesión de fumar había llegado a ser tan intensa como la del teléfono. Las pesetas exiguas que se ganó más tarde fabricando flores artificiales le permitieron un alivio efímero.
Lo más duro era la soledad de las noches. Muchas reclusas permanecían despiertas en la penumbra, como ella, pero sin atreverse a nada, pues la guardiana nocturna velaba también el portón cerrado con cadena y candado. Una noche, sin embargo, abrumada por la pesadumbre, María preguntó con voz suficiente para que le oyera su vecina de cama:
- ¿Dónde estamos?
La voz grave y úucida de la vecina le contestó:
- En los profundos infiernos.
- Dicen que esta es tierra de moros -dijo otra voz distante que resonó en el ámbito del dormitorio-. Y debe ser cierto, porque en verano, cuando hay luna, se oyen a los perros ladrándole a la mar.
Se oyó la cadena en las argollas como un ancla de galeón, y la puerta se abrió. La cancerbera, el único ser que parecía vivo en el silencio instantáneo, empezó a pasearse de un extremo al otro del dormitorio. María se sobrecogió, y sólo ella sabía por qué.
Desde su primera semana en el sanatorio, la vigilante nocturna le había propuesto sin rodeos que durmiera con ella en el cuarto de guardia. Empezó con un tono de negocio concreto: trueque de amor por cigarrillos, por chocolates, por lo que fuera. "Tendrás todo", le decía, trémula. "Serás la reina". Ante el rechazo de María, la guardiana cambió de método. Le dejaba papelitos de amor debajo de la almohada, en los bolsillos de la bata, en los sitios menos pensados. Eran mensajes de un apremio desgarrador capaz de estremecer a las piedras. Hacía más de un mes que parecía resignada a la derrota, la noche en que se promovió el incidente en el dormitorio.
Cuando estuvo convencida de que todas las reclusas dormían, la guardiana se acercó a la cama de María, y murmuró en su oído toda clase de obscenidades tiernas, mientras le besaba la cara, el cuello tenso de terror, los brazos yermos, las piernas exhaustas. Por último, creyendo tal vez que la parálisis de María no era de miedo sino de complacencia, se atrevió a ir mas lejos. María le soltó entonces un golpe con el revés de la mano que la mandó contra la cama vecina. La guardiana se incorporó furibunda en medio del escándalo de las reclusas alborotadas.
- Hija de puta -gritó-. Nos pudriremos juntas en este chiquero hasta que te vuelvas loca por mí.
El verano llegó sin anunciarse el primer domingo de junio, y hubo que tomar medidas de emergencia, porque las reclusas sofocadas empezaban a quitarse durante la misa los balandranes de estameña. María asistió divertida al espectáculo de las enfermas en pelota que las guardianas correteaban por las naves como gallinas ciegas. En medio de la confusión, trató de protegerse de los golpes perdidos, y sin saber cómo se encontró sola en una oficina abandonada y con un teléfono que repicaba sin cesar con un timbre de súplica. María contestó sin pensarlo, y oyó una voz lejana y sonriente que se entretenía imitando el servicio telefónico de la hora:
- Son las cuarenta y cinco horas, noventa y dos minutos y ciento siete segundos
- ¡Maricón! -dijo María
Colgó divertida. Ya se iba, cuando cayó en la cuenta de que estaba dejando escapar una ocasión irrepetible. Entonces marcó seis cifras, con tanta tensión y tanta prisa, que no estuvo segura de que fuese el número de su casa. Esperó con el corazón desbocado, oyó el timbre, una vez, dos veces, tres veces, y oyó por fin la voz del hombre de su vida en la casa sin ella.
- ¿Bueno?
Tuvo que esperar a que se le pasara la pelota de lágrimas que se le formó en la garganta.
- Conejo, vida mía -suspiró.
Las lágrimas la vencieron. Al otro lado de la línea hubo un breve silencio de espanto, y una voz enardecida por los celos escupió la palabra:
- ¡Puta! Y colgó en seco.
Esa noche, en un ataque frenético, María descolgó en el refectorio la litografía del generalísimo, la arrojó con todas sus fuerzas contra el vitral del jardín, y se derrumbó bañada en sangre. Aún le sobró rabia para enfrentarse a golpes con los guardianes que trataban de someterla, sin lograrlo, hasta que vio a Herculina plantada en el vano de la puerta, con los brazos cruzados mirándola. Se rindió. No obstante, la arrastraron hasta el pabellón de las locas furiosas, la aniquilaron con una manguera de agua helada, y le inyectaron trementina en las piernas. Impedida para caminar por la inflamación provocada, María se dio cuenta de que no había nada en el mundo que no fuera capaz de hacer por escapar de aquel infierno. La semana siguiente, ya de regreso al dormitorio común, se levantó de puntillas y tocó en la celda de la guardiana nocturna.
El precio de María, exigido por ella de antemano, fue llevarle un mensaje a su marido. La guardiana aceptó, siempre que el trato se mantuviera en secreto absoluto. Y la apuntó con un índice inexorable.
- Si alguna vez se sabe, te mueres.
Así que Saturno el Mago fue al sanatorio de locas el sábado siguiente, con la camioneta de circo preparada para celebrar el regreso de María. El director en persona lo recibió en su oficina, tan limpia y ordenada como un barco de guerra, y le hizo un informe afectuoso sobre el estado de su esposa. Nadie sabía de dónde llegó, ni cómo ni cuándo, pues el primer dato de su ingreso era en el registro oficial dictado por él cuando la entrevistó. Una investigación iniciada ese mismo día no había concluido nada. En todo caso, lo que más intrigaba al director era cómo supo Saturno el paradero de su esposa. Saturno protegió a la guardiana.
- Me lo informó la compañía de seguros del coche -dijo.
El director asintió complacido. "No sé cómo hacen los seguros para saberlo todo", dijo. Le dio una ojeada al expediente que tenía sobre su escritorio de asceta, y concluyó:
- Lo único cierto es la gravedad de su estado.
Estaba dispuesto a autorizarle una visita con las precauciones debidas si Saturno el Mago le prometía, por el bien de su esposa, ceñirse a la conducta que él le indicaba. Sobre todo en la manera de tratarla, para evitar que recayera en uno de sus arrebatos de furia cada vez más frecuentes y peligrosos.
- Es raro -dijo Saturno-. Siempre fue de genio fuerte, pero de mucho dominio.
El medico hizo un ademán de sabio. "Hay conductas que permanecen latentes durante muchos años, y un día estallan", dijo. "Con todo, es una suerte que haya caído por aquí, porque somos especialistas en casos que requieren mano dura". Al final hizo una advertencia sobre la rara obsesión de María por el teléfono.
- Sígale la corriente -dijo.
- Tranquilo, doctor -dijo Saturno con un aire alegre-. Es mi especialidad.
La sala de visitas, mezcla de cárcel y confesionario, era un antiguo locutorio del convento. La entrada de Saturno no fue la explosión de júbilo que ambos hubieran podido esperar. María estaba de pie en el centro del salón, junto a una mesita con dos sillas y un florero sin flores. Era evidente que estaba lista para irse, con su lamentable abrigo color fresa y unos zapatos sórdidos que le habían dado de caridad. En un rincón, casi invisible, estaba Herculina con los brazos cruzados. María no se movió al ver entrar al esposo ni asomó emoción alguna en la cara todavía salpicada por los estragos del vitral. Se dieron un beso de rutina.
- ¿Cómo te sientes? -le preguntó él.
- Feliz de que al fin hayas venido, conejo -dijo ella-. Esto ha sido la muerte.
No tuvieron tiempo de sentarse. Ahogándose en lágrimas, María le contó las miserias del claustro, la barbarie de las guardianas, la comida de perros, las noches interminables sin cerrar los ojos por el terror.
- Ya no sé cuántos días llevo aquí, o meses o años, pero sé que cada uno ha sido peor que el otro -dijo, y suspiró con el alma-: Creo que nunca volveré a ser la misma.
- Ahora todo eso pasó -dijo él, acariciándole con la yema de los dedos las cicatrices recientes de la cara-. Yo seguiré viniendo todos los sábados. Y más si el director me lo permite. Ya verás que todo va a salir muy bien.
Ella fijó en los ojos de él sus ojos aterrados. Saturno intentó sus artes de salón. Le contó, en el tono pueril de las grandes mentiras, una versión dulcificada de los propósitos del médico. "En síntesis", concluyó, "aán te faltan algunos días para estar recuperada por completo". María entendió la verdad.
- ¡Por Dios, conejo! -dijo atónita-. No me digas que tú también crees que estoy loca!
- ¡Cómo se te ocurre! -dijo él, tratando de reír-. Lo que pasa es que será mucho más conveniente para todos que sigas un tiempo aquí. En mejores condiciones, por supuesto.
- ¡Pero si ya te dije que sólo vine a hablar por teléfono! -dijo María.
Él no supo cómo reaccionar ante la obsesión temible. Miró a Herculina. Ésta aprovechó la mirada para indicarle en su reloj de pulso que era tiempo de terminar la visita. María interceptó la señal, miró hacia atrás, y vio a Herculina en la tensión del asalto inminente. Entonces se aferró al cuello de su marido gritando como una verdadera loca. Él se la quitó de encima con tanto amor como pudo, y la dejó a merced de Herculina, que le saltó por la espalda. Sin darle tiempo para reaccionar le aplicó una llave con la mano izquierda, le pasó el otro brazo de hierro alrededor del cuello, y le gritó a Saturno el Mago:
- ¡Váyase!
Saturno huyo despavorido.
Sin embargo, el sábado siguiente, ya repuesto del espanto de la visita, volvió al sanatorio con el gato vestido igual que él: la malla roja y amarilla del gran leotardo, el sombrero de copa y una capa de vuelta y media que parecía para volar. Entró en la camioneta de feria hasta el patio del claustro, y allí hizo una función prodigiosa de casi tres horas que las reclusas gozaron desde los balcones, con gritos discordantes y ovaciones inoportunas. Estaban todas, menos María, que no sólo se negó a recibir a su marido, sino inclusive a verlo desde los balcones. Saturno se sintió herido de muerte.
- Es una reacción típica - lo consoló el director -. Ya pasará.
Pero no pasó nunca. Después de intentar muchas veces ver de nuevo a María, Saturno hizo lo imposible para que recibiera una carta, pero fue inútil. Cuatro veces la devolvió cerrada y sin comentarios. Saturno desistió, pero siguió dejando en la portería del hospital las raciones de cigarrillos, sin saber siquiera si llegaban a Marra, hasta que lo venció la realidad.
Nunca más se supo de él, salvo que volvió a casarse y regresó a su país. Antes de irse de Barcelona le dejó el gato medio muerto de hambre a una noviecita casual, que además se comprometió a seguir llevándole los cigarrillos a María. Pero también ella desapareció. Rosa Regás recordaba haberla visto en el Corte Inglés, hace unos doce años, con la cabeza rapada y el balandrán anaranjado de alguna secta oriental, y en cinta a más no poder. Ella le contó que había seguido llevándole los cigarrillos a María, siempre que pudo, hasta un día en que sólo encontró los escombros del hospital, demolido como un mal recuerdo de aquellos tiempos ingratos. María le pareció muy lúcida la última vez que la vio, un poco pasada de peso y contenta con la paz del claustro. Ese día le llevó el gato, porque ya se le había acabado el dinero que Saturno le dejó para darle de comer.

sábado, 14 de julio de 2007

viernes, 6 de julio de 2007

Mipes (o mypes) en Chile.

Aqui les mando un link con información sobre Mipes en Chile.
Este documento no es únicamente de mi autoría, sino que de un trabajo en conjunto del Seminario de Liderazgo Emprendedor impartido por la escuela de Psicología de la Universidad Diego Portales. Por lo mismo es que no puedo dejar de agradecer a mis compañeros Rosario Acevedo, Consuelo Martínez, Carolina Puyol, Francisca Van de Wyngard, Carolina Escobar, Michael Melis y en especial a nuestro querido "gerente" José Luis Pons, quien coordinó el trabajo de todos.
De igual forma le agradezco a nuestro profesor guía José Martínez que incorporó el capítulo de Mipes en Limarí, lugar en donde nos encontramos realizando nuestro proceso de investigación y él un Diplomado de Gestión y Emprendimiento.

Para ver el archivo haz Click aqui

martes, 5 de junio de 2007

¿Todos los caminos llegan a Roma?

En un comentario anterior me mencionaron sobre este video. La curiosidad surgió y me di el tiempo para buscarlo. La verdad es que me parece impresionante!!!


Al momento de verlo lo primero que se me vino a la cabeza fue una emoción muy ambivalente, por una parte encontré maravilloso todo lo que se puede lograr con los recursos que tenemos (ya es raro encontrarse con una persona que no haya escuchado hablar de Paint y ese es justamente el programa con el que realizan esta maravilla) y por otra parte una sensación de que el producto humano en los próximos años se reducirá al mouse y la pantalla... ¿Melancolía quizás?
Creo que con estos tipos de intervenciones es que se irá modificando la noción de arte, en el olvido quedan los pinceles, el óleo, el lápiz, el papel y se abre paso al imperio de las computadoras. ¿Los indios habrán extrañado las cuevas para pintar? ¿Cuánto les habrá costado a los artistas dejar el lienzo de roca, las pinturas de extractos de flores y los dedos de pinceles?

Como dice Drexler, nada se pierde... todo se transforma.

viernes, 1 de junio de 2007

Así que de una costilla... los perlas....




Miren que lindo esto!! en honor a todas ustedes... "las mujeres a lo largo de la historia..." para que a nadie le quepa duda que hemos sido bellas durante toda nuestra gloriosa y bastante necesaria existencia.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Sobre la locura y otros placeres...


“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca”. Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán

Recuerdo hace un tiempo atrás, antes de entrar a la Universidad una amiga me dijo: Sabi´ Feña… tu cuando termini psicología lo primero que teni que hacer es un libro en donde digai en calidad de especialista que los esquizofrénicos son los que están bien y nosotros somos todos los enfermos…

Mientras más estudio psicología, más me doy cuenta que sería imposible hacer ese libro… y no precisamente porque opine todo lo contrario… sino que porque evidentemente estamos en presencia de dos tipos de locura, una normalizada, institucionalizada y la otra… la que simplemente llamamos locura…

El tema es qué hacer con eso en calidad de psicóloga…”enfermar” al paciente con el virus que tenemos todos?? Enrolarlo en la contienda generalizada??

Yo se que es un tema que aqueja a todos los psicólogos (o la mayoría con los que he conversado)… algunos me dicen que la respuesta está en encontrar la realización personal, cualquiera sea ésta, otros se van por mejorar la calidad de vida… yo la verdad es que todavía no tengo idea… las únicas luces que veo son relacionadas con desplegar el potencial humano y que cada uno de ellos encuentre su verdadero ser… más vago imposible, cómo hacerlo, no tengo idea…

sábado, 26 de mayo de 2007

Si Freud hubiera sido gaucho

Aquí va un chistecito... aceptemoslo psicólogos, TODOS somos un poquito así...


Paciente:
Dígame usted, licenciado
que significa este sueño
porque por más que me empeño
no encuentro el significado.
Soñé que yo estaba al lado
de una morocha de aquellas
que era un minón cinco estrellas
que acelera el corazón
y apareció otro chabón
que al final se fue con ella.

Analista:
Ya le interpreto ese sueño
de la morocha traidora
de la que usted se enamora
pero ella tiene otro dueño.
Sabemos desde milenios
que los sueños de ese tipo
nos remiten al Edipo
que a todo el mundo acompleja:
la morocha era su vieja
Y su viejo el otro tipo.

Paciente:
Me parece licenciado
que esta vez falló la brocha,
mi vieja no era morocha,
creo que se ha equivocado.
Es cierto que estoy atado
a mi mama con cordón,
la quiero de corazón
y ella siempre fue mi guía.
!la morocha era mi tía
y el tipo era Don Ramoón!

Analista:
Fíjese entonces,
Conrado como yo tenía razón.
Hay deseo y represión,
no me había equivocado.
Usted puede haber buscado
mil palabras elocuentes
pero el discurso consciente,
no va a engañar a este quía,
su mamá es como su tía
si hablamos del inconsciente.

Paciente:
Usted dirá licenciado
que anda mal la transferencia
pero por más resistencia
esto ya no es de mi agrado
las sesiones he pagado
puntualmente hasta en febrero,
lo he escuchado con esmero
sin emitir una queja:
¡no se meta con mi vieja,
que eso es algo muy fulerooo!

Analista:
Usted no entiende, Conrado
y esto es algo de importancia:
yo me refiero a su infancia,
hablo de un tiempo pasado
usted era un niño educado
que admiraba a los cowboys
y como diría Freud
reprimía sus deseos
y si le parece feo
dejamos aquí por hoooy.

... sabías que la risa es un mecanismo de defensa???





No los perturbo más,

Comenten!

lunes, 21 de mayo de 2007

Hoy no sólo fui estrella en la ducha...!!

Como mencione en el post de una colega, este ha sido un día de estudio y de música.
Literalmente he cantado o mejor dicho gritado, quizás hasta chillado (ya que no me caracterizo por ser una persona muy afinada) todo el santo día. Pobres paredes!! Pero son las únicas a las que debo una disculpa, ya que aproveche de que estaba sola en mi casa para poder realizar mi terapia (a estas alturas, de alguna forma tengo que liberar mi energía o no??) de cantar a destajo cuanta canción sonara en el computador... Me di una vueltas por el funk, algo de rock, un poquito de música pop, no olvide a Ismael Serrano, menos a Sabina o a Kevin Johansen, seguí por mi adicción al tango, llegue a mi pasión brasilera y termine con un mix entre raperos del bronx, un poquito de reggeaton, raggamuffin y termine con las míticas cumbias. Pero cuando ya estaba agotada y casi afónica y me disponía a cerrar mi reproductor de Windows Media Player llegó el Jazz... y qué mejor melodía para organizar mi estudio y aplicarme con esto de la prueba de metodología que tengo el jueves...

Pero, mientras me disponía para estudiar me pregunté por qué estaba sintiendo esa necesidad tan imperiosa de escuchar música, y obviando que siempre ha sido mi terapia contra el stress y que el silencio de una casa sola me pone un poquito nerviosa noté además que había una persona importantísima en mi vida que día a día se hace notar por su música. Para los que lo conocen deben saber que hablo del Maxi, mi hermano músico que día a día acompaña mis horas de estudio, relajación, ocio, sueño, comida, aseo con sus fabulosas melodías. Se fue al cajón del maipo con su polola (que es maravilla como canta) y en verdad lo echaba de menos! Después de siempre pelear para que baje la música me di cuenta que la única forma que me siento tranquila estudiando es con esas notas que salen de sus innumerables instrumentos.


Es por eso que este post es para aquellos que disfrutan de la música como yo lo hago (sin prejuicios, ni pretensiones) y para invitarlos a visitar la página del Trío Ainasetra, conjunto de Jazz que esta buenísimo y por supuesto en el cual toca el bien reconocido bajista Maximiliano Flynn, Francisco Saavedra en la guitarra y Daniel Molina a cargo de la batería. En la página salen las fechas en que tocan y los lugares y además el contacto para contratarlos para algún evento o interés por algún músico en especial...


Y bueno... yo por el momento me quedaré en el anonimato, cantando en mi ducha, pero promocionando a los que tienen posibilidades de ser reconocidos por sus aptitudes creativas y musicales...






domingo, 13 de mayo de 2007

El Sur es nuestro Norte

¿Qué les parece este mapa?





A simple vista se puede apreciar que es un mapa distinto al que todos conocemos, pero la idea de expresar el mundo de esta manera no es únicamente dar vuelta el mundo y dar cuenta de las distintas perspectivas o miradas, sino generar un cambio cultural y en la educación de nuestro país para así estar más sintonizados con nuestra realidad, o por lo menos eso es lo que intenta Ricardo Neira y Carlos Cantero al diseñarlo y darlo a conocer el pasado 10 de mayo del presente año.

La idea es repensar nuestro escenario mundial en donde Chile se posiciona al centro, con una evidente predominancia del océano pacífico, de igual forma se crean nuevas fronteras con países como Francia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, etc. Esto, bajo el argumento de que El Mundo en el espacio no tiene un norte o un sur, ni un arriba o un abajo, el planeta se ve desde la mirada subjetiva del Astronauta (o extraterrestres).

El Mundo fue pensado desde una visión Europea, colonizadora. Los primeros mapas fueron realizados hace 500 años atrás y Chile, como ya sabemos, quedó ubicado al lado izquierdo y abajo. Pero estos mapas son beneficiosos para Europa, ya que la sitúa en el centro del mundo, por tanto la pregunta que se realizaron los creadores de este nueva visión es ¿Por qué no miramos al mundo desde nuestros propios ojos? es decir, ubiquémonos en el centro, ya Chile es nuestro punto de partida, como lo fue alguna vez Europa para los cartógrafos de la época. Y quedó esto, algo distinto e innovador que según los mismos autores puede producir un gran impacto en nuestra forma de pensar.

El cambio conceptual que se produce es más menos claro. Nuestra mente funciona con mapas cognitivos o esquemas conceptuales que nos permiten posicionarnos y significar el mundo de cierta manera. Si cambiamos los estímulos que producen los mapas conceptuales, es lógico que cambie nuestra forma de pensar. Junto con eso, la globalización y principalmente el fenómeno del Internet ha favorecido a la transformación constante del conocimiento y de la significación de mundo que tenemos, por lo tanto, dadas las circunstancias día a día se nos hace más simple configurar el mundo de manera distinta a nuestro paradigma anterior. La idea con este mapa es romper el antiguo paradigma de que Chile se encuentra al final del mundo y que prácticamente nos caemos al mar. Ahora nos situamos como protagónicos y de la misma manera debemos funcionar, como sujetos activos y dueños del mundo.

Esta iniciativa que genera grandes cambios fue acogida por el ministerio de Educación y actualmente se esta llevando a cabo una campaña llamada "Una sala, un mapa" en donde se hizo entrega a la ministra de Educación 500 mapas para que sean repartidos por distintas escuelas y así el día de mañana, nuestros niños y nosotros mismos veamos a Chile con otros ojos, más activos y con mayores posibilidades de globalización.

¿Qué le sucede a usted chileno con esto? ¿Le hace sentido?
¿Que le pasa al extranjero? ¿Al que antes estaba arriba y ahora está abajo?

Comenten!

viernes, 4 de mayo de 2007

¿Qué opinan?

Relacioné una conversación que tuvimos en el seminario de Tesis con un curso que tuve de Psicología Organizacional... Desde allí me hiso mucho sentido esta frase que quiero compartir:
"Lo primero que el público rechaza que no se cumpla es la promesa de la organización.
Y si el personal de la empresa no está convencido de la promesa, será difícil que la comunique efectivamente"
FEDERICO REY LENON
Colegas, interesados en el tema, especialistas... qué opinan de esto??

viernes, 27 de abril de 2007

Échale una ojeada esto..

Relacionada con el post anterior... me llegó al mail de mi Universidad y me gustaría compartirlo con ustedes...



Ya está en marcha Concurso Tesis Digitales, Innovación Tecnológica 2007
Fuente: Universia.cl
El trabajo ganador recibirá un premio de $3.000.000 y el apoyo de una incubadora para materializar.
Universia Chile y Fundación País Digital organizan por cuarto año consecutivo el Concurso Tesis Digitales, Innovación Tecnológica 2007, que este año, junto con premiar proyectos de todas las disciplinas que incorporan el uso o aplicación de las nuevas tecnologías TIC´s, busca destacar las iniciativas innovadoras de los jóvenes universitarios. El objetivo de Tesis Digitales es promover una cultura universitaria consciente, protagonista y en sintonía con los cambios que experimenta nuestra sociedad en el mundo globalizado. Con este fin, los proyectos de titulación presentados pueden estar enfocados al diseño de tesis innovadoras en cualquiera de las áreas del conocimiento, donde el uso de tecnologías digitales agregue valor a la innovación. Puede tratarse de productos, procesos o servicios. Los seis finalistas serán premiados con una beca por la suma de $ 500.000. Tras la elección respectiva, la tesis ganadora recibirá un premio de $3.000.000 y el apoyo de una incubadora para materializar su idea innovadora. Por su parte, el profesor guía o tutor obtendrá $1.000.000

Si te interesa, haz click en el siguiente vínculo http://www.universia.cl/tesisd/

jueves, 26 de abril de 2007

Tesis sin fronteras

Díganme.... ¿A qué estudiante no le gustaría descubrir algo nuevo sobre su disciplina, dar congresos mundiales informando sobre su tesis y que su nombre sea reconocido? díganme... ¿a quién de nosotros no le gustaría HACER ALGO GRANDIOSO?
Lo se, la mayoría (por no decir todos) queremos perdurar y trascender en el tiempo, ese fue uno de los motivos por los cuales se creó la noción de autor... pero, ¿cómo hacerlo en un mundo en donde la información pierde su sentido innovador y perdurable no en años, ni en meses... sino que en semanas, días y por qué no decirlo... hasta en horas?
Lo más probable, es que mientras tú estés creando futuro, otra persona a miles de kilómetros está pensando lo mismo que tú... Si ya le pasó a Darwin con Jay Gould hace más de 100 años atrás, es realmente poco probable, por el acceso que tenemos a la información, que no nos pase a nosotros...
¡PERO NO TE DESANIMES! no estoy diciendo todo esto para hundir tus deseos de hacer algo especial y único... sino para incentivarte a realizar tu tesis, memoria o cualquier proyecto que quieras en conjunto con el mundo!
Internet se ha convertido en un gran herramienta para acceder a la información de una manera casi instantánea... sabemos qué pasa en Beijing con segundos de diferencia... aprovechemos esta oportunidad que nos da la tecnología para comunicarnos con personas que de otra manera sería costoso, engorroso y sobre todo extremadamente lento!
Crea un blog, comunícate con otras personas, genera redes de contactos que te ayuden en tu proyecto y sobre todo, no permitas que tus ideas queden guardadas en un estante de una biblioteca polvorienta... Sé que quizás para muchos esto puede sonar terrible, sobre todo para académicos "enchapados a la antigua"... Pero si no nos sintonizamos con las oportunidades que nos presenta el medio lo más probable es que el tiempo invertido en elaborar una tesis o un proyecto cualquiera quede en el recuerdo de aquellos tiempos en que el estado del arte se resumía en sólo unos cuantos manuscritos...
Si quieres hacer algo grandioso... tu oportunidad esta AQUÍ, en una identidad virtual llamada BLOG (que de paso es totalmente gratuita). Es fácil, rápida y entretenida. Quizás alguien te pueda ayudar, aconsejar, guiar o criticar, deja que la gente opine sobre lo que haces... después de todo, es la única manera de mejorar y de aprender cosas nuevas, no nos olvidemos que los tiempos en que la ciencia se hacía aislada en un escritorio o en un laboratorio terminaron... nos guste o no nos guste...


lunes, 23 de abril de 2007

Afirmaciones v/s Declaraciones

Cuando escucho de capacitaciones de liderazgo y emprendimiento, gestión de competencias, etc. realmente me cuesta imaginar de qué están hablando. Quizás para otras personas resulte sencillo, pero me gustaría compartir la experiencia que me ayudó a comprender un poco más a qué se refería mi profesor guía cuando nos decía que, como trabajaremos en el marco de una capacitación sobre estos temas, debemos incorporar en nosotros un estilo de trabajo que diferencia a un sujeto emprendedor de otro que no lo es. En un principio este estilo de trabajo emprendedor me pareció ser visible y claramente identificable en el discurso de un empresario y, aunque en muchas circunstancias puede que realmente lo sea, existen ocasiones en que errores en la interpretación pueden perjudicar una real comprensión del fenómeno en su totalidad.

Hace unas semanas atrás, junto con Rosario, mi compañera de tesis, entrevistamos a dos micro empresarios, uno que había realizado una capacitación sobre liderazgo emprendedor, y otro que no había recibido tal capacitación. Durante la entrevista la diferencia se hizo notar, aquellas características de las cuáles nos hablaba el profesor sobre un cambio en el estilo de trabajo se hicieron palpables en el discurso de ambos entrevistados, principalmente las diferencias se apreciaban desde los estados de ánimo. Mientras la sujeto que no había recibido la capacitación declaraba estar desmotivada y sin ánimo para trabajar, por otra parte el entrevistado que había realizado el curso se mostraba con ánimo, principalmente cuando declaraba sentirse feliz de sus producciones y motivado a seguir aprendiendo y escuchando al cliente.
Sin embargo, luego de una clase en donde conversamos sobre las entrevistas, todo el equipo a cargo de la realización de la memoria reparamos en la importancia de no atribuirle necesariamente cualidades a los sujetos, aunque estas vengan declaradas como afirmaciones por ellos.

Vivimos en un mundo gobernado por las afirmaciones, en donde la fuerza de la palabra cobra un poder inigualable que no nos deja mirar otras opciones. Muchas veces nos decimos: "Yo no puedo hacer esto" o "no me creo capaz de aquello" constituyéndose así como una realidad inalterable a la cual nos vemos obligados a aceptar. De igual manera cuando a un empresario le dicen "Tu producto es feo" o "Lo que vendes no me sirve", como muchas veces lo hacemos nosotros, el juicio es adquirido como una realidad y por tanto las posibilidades de cambio parecen imposibles.

Pero, vista desde una mirada emprendedora e innovadora, las declaraciones son declaraciones y las afirmaciones poco o nada tienen de las anteriores. He aquí justamente el error de todos nosotros al vivir bajo la panacea de las afirmaciones ya que, de hecho, son contadas las veces en las que realmente podemos enunciarlas. Mientras que, aunque no lo creamos, lo que vamos diciendo como afirmaciones por el mundo como "Este tipo es pesado" o "El día está nublado" corresponden a meras declaraciones que se encuentran estrechamente ligadas con los juicios y subjetividades de cada individuo.

Si logramos comprender esto y además podemos utilizarlo en nuestro trabajo y en nuestra vida personal, lo más probable es que los malos entendidos, las interpretaciones, el "yo pensé que", los errores de coordinaciones, y el sin número de peleas producto de discursos mal elaborados no sólo se solucionarían rápidamente, lo más probable es que disminuirían considerablemente.

Es así como surge la pregunta: ¿Qué podemos hacer para revertir esta situación? La respuesta es simple, debemos aprender a preguntar. Ésta, es la única vía por la que podamos entender realmente lo que la otra persona (sea un amigo, una pareja, un familiar o un cliente) nos trata de decir.

De esta manera reintroduzco el tema de las entrevistas a los micro empresarios. Si bien, muchas de las declaraciones que nos señalaron durante el transcurso de la conversación en algún momento me parecieron obvias y creí entender perfectamente lo que ellos me trataban de decir, quizás en muchas ocasiones bastaba con preguntar por qué es que te sientes motivado o abúlico para así lograr interpretar asertivamente lo que me intentaban explicar. Estoy convencida de que ésta sería lo única forma de poder comprender qué tiene en mente el sujeto cuando me habla sobre un tema. Es así como, siguiendo el ejemplo anterior y uniendo éste a una mera declaración y no a una afirmación, sería pertinente preguntarse qué es lo que esa persona particular considera estar motivado, y por otra parte, esta motivación o en su defecto, desmotivación no es una realidad concreta, fija y por tanto invariante, sino al contrario, un aspecto dinámico y susceptible de cambio. De igual manera, los productos no SON feos o inservibles, quizás al cliente no le gustaron o en este momento no le sirven, pero eso no quiere decir que el día de mañana no le vayan a gustar o los vaya a necesitar. Pero, la única manera de llegar a un cambio de percepción es preguntándole por qué no le agradaron y luego operar bajo ese criterio en vez de asumir que ya está todo dicho y que no habrá forma de hacerlo cambiar de opinión.

Creo que esta enseñanza (que agradezco haber tenido en los principios de mi proceso de memoria) no sólo me va a ayudar a desarrollar una comprensión más acabada de las situaciones, sino también a incentivar la curiosidad tan necesaria para la innovación y un cambio de estilo, que sin lugar a dudas me ayudará en calidad de psicóloga y por sobre todas las cosas, en mi condición de ser humano.

martes, 27 de marzo de 2007

Un poco de historia...

Hola a todos, bienvenidos a mi Blog... Espero que este espacio se convierta en un lugar de encuentro para estudiantes y profesionales interesados en el área de Liderazgo y Emprendimiento Laboral. En la actualidad soy estudiante de psicología de la Universidad Diego Portales y estoy en pleno proceso de elaboración de Tesis sobre psicología laboral u organizacional. Asi que todos los comentarios sobre los temas relacionados con emprendimiento, liderazgo, coaching, gestion de competencias, y porque no, cualquier tema interesante sean bienvenidos!
Los invito a visitar los blog de colegas y compañeros de trabajo que también poseen información valiosa y entretenida sobre el campo!

¡Que disfruten!

Fernanda Flynn Cavalieri